17.3.05

"Los Dados Eternos" (fragmento)

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado,
haciendo del azar el pie del mundo;
desde la mesa al suelo,
de tumba en tumba rodará, en las sombras
persistentes del cielo,
un vaso que echa un dado, el dado mismo,
la mano de este Dios y el condenado
que sabe que ha perdido la jugada.